Chilo y Landa nació gracias a un descubrimiento familiar y personal. No para de sorprenderme cómo vuelven las energías que uno pone en algo, sobre todo si esas fluyen del amor. Lo que empezó como una búsqueda de una parte de la familia que tenía en sombras y como una búsqueda personal de saber de dónde vengo y quién soy, tomó la forma de apertura expresiva.
Chilo y Landa nació cuando conocí a mi primo, por parte de mi familia paterna, la cual no encontré sino hasta el 2008. Resultó que muchas de mis inquietudes musicales estaban en la sangre. Si bien mi abuela materna era prácticamente una musicóloga y mi madre una persona que ama el arte y a la música como una necesidad básica, no conocía ningún familiar directo que la haya experimentado desde la ejecución.
Al momento de cruzarnos por primera vez, ambos estábamos recorriendo caminos paralelos en el estudio de la música y en la composición de temas propios. El backstage de este milagro - no menor – fue un puñado de reuniones, ahora sí familiares, en las cuales empezamos a mostrarnos tímidamente las canciones que hasta entonces habíamos traído al mundo. Nos sonreíamos y nos aprobábamos, vibrábamos a la par, lo sentimos. Sin intentar proyectar nada, más que nuestras voces juntas, de a poco nos fuimos haciendo a la idea de que esto era el comienzo de lo que hasta entonces lo imaginábamos como un dúo.
Pol toca la guitarra desde muy chico, si no me equivoco fue su primer juguete. Su madre, mi tía Ana, cantante de Folclore lo ingresó en un mundo musical en el cual supo verse bien empapado en los cantos latinoamericanos. Sus canciones tienen una influencia muy grande de estos y sus letras reflejan paisajes oníricos, libres a la interpretación de los estados de ánimo del que recibe. Dueño de una voz única aterciopelada y cálida, y de un toque pícaro y virtuoso.
Unos amigos del alma nos abrieron las puertas de su casa de arte “El Ojo de la Parra” y ahí, por primera vez, pudimos decir y mostrar muchas piezas de nosotros que nuestro círculo no conocían. Cantamos y tocamos durante una hora y así se selló el pacto.
Luego nos encontramos con José Temprana, un pergaminense que le dio a nuestros temas los golpes, los parches vibrantes; hizo potenciar los ritmos que estábamos intencionando con su set híbrido de batería y percusión. Un músico que se atreve, que juega a más no poder, siendo un reloj fiel del ritmo y del buen gusto, nos inspira y nos aporta muchísimo.
El último en hacer su aparición fue Ernesto Vaneskeheian para cerrar lo que es el cuarteto chilolandero. Toca el bajo, toca el fondo para que todos podamos estar arriba salpicándonos tranquilos, sabiendo que él está mostrando la línea a seguir. Muy creativo en sus melodías, ahora también nos las regala en su voz, al igual que José, ambos están armonizando con Pol y conmigo para aprovechar el instrumento que somos.
Seguiremos haciendo canciones, que van desde un vals hasta una chacarera furiosa, desde un reggae hasta un aire de candombe, diciendo lo que sentimos y buscando más sonidos y formas de expresión. Y seguiremos porque esto recién empieza, porque nos gusta tocar juntos, porque es lo que más nos gusta hacer, porque necesitamos decir y tenemos lugares donde decir, y es momento de aprovecharlo.
Chilo Y Landa son Mariana Michi y Pol Bonomo
http://www.myspace.com/chiloylanda
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